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La profundamente superficial vida en Facebook

Estoy pensando en las frases que compartimos en Facebook y en otras redes sociales. Quizás a todos nos pasó, que leímos algo, nos pareció inspirador o emocionante y lo compartimos. A veces, incluso, hasta pudo haber llegado a hacerse viral.

Todo eso, en sí, no estaría mal porque entre tanta pavada que se comparte, alguna frase o cita que invite a la reflexión viene bien. La cuestión estaría en reconocer si se hace o no reflexión alguna.

Porque, al final, muchas veces... ¿no terminamos posteando frases huecas como "El futuro está después del presente" o cosas similares?

El periodista y filósofo italiano, Umberto Eco, fue bastante polémico al referirse a las redes sociales. Según él, estas redes "le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos eran silenciados rápidamente y ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los idiotas". Fuerte pero... ¿desacertado?

No tanto si nos basamos en un relevamiento de la empresa de marketing TrackMaven. De acuerdo a su análisis, el 67,3% de las publicaciones en Facebook se escriben para un nivel de lectura de escuela primaria, de 5º grado para abajo.

Por otro lado, no hay que descartar los niveles de exhibicionismo y de voyeurismo que se hacen presentes entre los usuarios. El diario español El Mundo publicó una nota resumiendo algunos de los experimentos y estudios que se hicieron sobre el tema. "En las redes sociales tendemos a mostrar lo mejor de nosotros mismos, una forma de buscar la aprobación de los demás: nos inclinamos a publicar cosas susceptibles de recibir "megustas" (...) La gente joven tiende mucho a mostrar su vida, y parece que si no la estás mostrando, no la tienes, lo cual es un gran error", concluye el artículo.

Claro, es que en cierto punto entramos en el dilema de ¿publico esta foto de mi almuerzo-súper-cool en este restaurant-ultra-fashion o no? Mientras que al mismo tiempo, nos genera molestia o incomodidad ver el plato que compartió otro de nuestros contactos, de quien no nos interesan los detalles de su vida.

O creemos que la vida de los demás se basa en las fotos que suben, mientras que todo lo que no es lindo, agradable, cómodo o feliz no se sube. ¡La vida no es Facebook! O mejor dicho, ¡la vida de Facebook es profundamente suprficial!

Al final... ¿para qué compartimos lo que compartimos? ¿Para qué nos conectamos?

Según un estudio danés, realizado por el Instituto de Investigación de la Felicidad (ajá), las personas que no se conectaron a Facebook por una semana... fueron más felices.

Llegaron a esta conclusión a través de un experimento que realizaron con más de mil daneses. Los dividieron en dos grupos; uno se conectaría a Facebook y el otro no. Cada participante tenía que evaluar del 1 al 10 cuál era su nivel de felicidad al inicio del estudio y una semana después. El grupo que no se había conectado mostró un nivel mucho mayor de felicidad.

En fin. Pueden sacar sus propias conclusiones.

Y también pueden compartir este post en Facebook para que todo tenga coherencia (?)...

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