Con la democracia se... hace lo que se puede.
- Romina Mazzaferri
- 9 ago 2015
- 1 Min. de lectura
El sufragio es el medio por el que, en democracia, el pueblo elige a sus gobernantes. Es un derecho. Y también, es una obligación.
¿Pero entonces nos obligan a ejercer un derecho? Parece paradójico. Aunque, si de obligar se trata, prefiero que nos obliguen a votar a que nos obliguen a no votar, ¿no es cierto?
Así es que hoy, 9 de agosto, fuimos obligados a ejercer nuestro derecho cívico para votar en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO). También sería bueno que nos obligaran a ejercer otros derechos como acceder a educación, a salud y a trabajos de calidad; a vivir sin cepo cambiario y a contar con jubilaciones justas y con libertades individuales.
En fin, estas elecciones me hicieron pensar más bien en las paradojas de la democracia. En obligar a ejercer derechos. Y en que nosotros, también, podemos obligar a que esos derechos se cumplan.
Y si bien hoy me ganó el hartazgo de la corrupción y de la mentira generalizada y no le creo a ningún candidato, ni partido, ni fuerza creo que, a pesar de todo, las cosas pueden cambiar. Paradójicamente, a través del voto.
Después de todo, nos queda la democracia. Que podrá no ser el sistema perfecto pero, a juzgar por la historia, es de lo mejorcito que tenemos. Ejerzamos nuestros derechos y obliguemos a que se cumplen.
Porque con la democracia se come, se cura, se educa y... se hace lo que se puede.

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