En busca de los dos dedos de frente
El número dos. La V de la victoria. El símbolo de la paz. El "pido gancho". Ésos son algunos de los gestos que se pueden hacer con los dedos índice y mayor de la mano.
Con esos dedos, también, se puede medir la frente y así determinar la inteligencia de alguien. Bueno, así lo creía Franz Joseph Gall quien popularizó, en el siglo XIX, la idea de que a mayor tamaño craneal más desarrollada era la capacidad intelectual. De allí surgió la popular frase "tener dos dedos de frente".
Actualmente, sólo nos quedó la frase. Si bien no está científicamente comprobada la relación entre el tamaño de la frente y el nivel de inteligencia, seguimos usando la expresión.
Y, a propósito de ella, tengo la sensanción de que hoy faltan muchos dedos de frente en los diferentes ámbitos.
Por distintos motivos -laborales, personales, recreativos- estuve en distintos ámbitos y, en general, en todos he encontrado la famosa ausencia de dedos. Y no porque encontrara gente poco inteligente ni mucho menos. Sino más bien por el alto nivel de dejadez, de despreocupación, de desmotivación que encontré.
Así, en general, he notado que cuando tienen que atender al público lo hacen de mala gana, que cuando tienen que dar una respuesta no se la juegan mucho, que cuando hay algo por hacer tratan de hacerlo cuanto antes o cuanto más tarde se pueda sin procurar hacerlo bien, que cuando tienen que explicar algo omiten información. Me quedó la sensación de que (casi) nadie se preocupa por hacer las cosas bien, por marcar una diferencia, por brindar un valor agregado.
¿Se estará perdiendo el interés y la motivación? ¿Nos estará ganando la rutina o el cansancio? ¿Da lo mismo hacer las cosas que no hacerlas? ¿Da lo mismo hacerlo bien o hacerlo mal?
Ya creo que el tema excede a la cuestión del ancho de la frente. Pero cuando veo tanta V de la victoria o tanto símbolo de la paz, pienso... ¿No sería todo mucho mejor si usamos esos dos dedos... de frente?
