De por qué me uní a la red literaria en Facebook
Si bien las redes sociales dan para todo y, así, cualquier video, frase o campaña puede volverse "viral", de todas formas me gusta sumarme a ideas que promuevan hacer masivos a mensajes, frases o videos que de alguna manera inspiren.
Una de esas ideas consistía en formar una red literaria por Facebook. La consigna tenía que ver con publicar durante cuatro días frases, fragmentos o poemas y etiquetar a cuatro amigos para "llenar de literatura nuestros muros".
Me sumé enseguida a la idea, aunque no fue tan rápida la selección de los textos por compartir.
Comencé por un rápido repaso de los libros que había leído y que me habían impactado y qué autores me gustaban más. Fue un buen ejercicio porque me permitió recordar textos y autores que tenía olvidados. A la cabeza, apareción CS Lewis con sus ensayos. Después, recordé a Max Lucado y a su forma sencilla y literaria de presentar verdades espirituales como en Él eligió los clavos o Con razón lo llaman el Salvador. También pensé en libros que había leído y que me habían gustado y en ese instante me arrepentí de no haber compilado las frases que me gustaban a medida que iba leyeno. Entonces recordé a El diario de Ana Frank; a El principito de Antoine de Saint-Exupéry; a Rayuela de Julio Cortázar; a Crimen y Castigo de Fiodor Dostoievski; a El amor en los tiempos de cólera de Gabriel García Márquez; a Casa de muñecas de Henrik Ibsen, que terminé hace poco; a la biografía de Jony Earekson Tada, que leí de adolescente; al no tan conocido Sangre y semilla que me desgarró y me marcó con la historia de los mártires en China, John y Betty Stam, y así recordé también a Portales de esplendor de Elizabeth Elliot, esposa de uno de los misioneros que dio su vida para llevar el mensaje a los indios aucas en Ecuador. Los primeros me gustaron y atraparon por su redacción e historia y los dos últimos definitivamente me marcaron.
Luego de ese útil repaso mental de libros interesantes, quedó definida la selección de fragmentos compuesta por Lewis, Bradbury, Víctor Hugo y Galeano. Éstos fueron mis fragmentos elegidos:
Día 1: prólogo de El gran divorcio, de CS Lewis
"Vivimos, más bien, en un mundo donde todo camino, a los pocos kilómetros, se bifurca y donde estos dos al poco tiempo vuelven a bifurcarse; en cada encrucijada debemos optar. La vida, incluso a nivel biológico, no se parece a un río sino a un árbol. No avanza hacia la unidad, se aparta de ella; las creaturas se distancian más y más mientras más se perfeccionan. El bien, en tanto madura, continuamente se diferencia no sólo del mal sino de otros bienes. No creo que perezca todo el que escoge los caminos equivocados; pero su rescate consiste en hacerlo retornar al camino correcto. Una suma equivocada se puede corregir; pero solamente si se retrocede hasta encontrar el error y luego se vuelve a empezar desde allí; nunca se la corrige con un mero seguir adelante. El mal se puede deshacer; pero no puede "desarrollarse y convertirse" en bien. El tiempo no lo cura. La urdimbre debe destejerse, paso a paso, nudo a nudo; o no se deshará"
Día 2: diálogo de Montag y Faber en Farenheit 451, de Ray Bradbury.
"Faber olisqueó el libro—. ¿Sabía que los libros huelen a nuez moscada o a alguna otra especia procedente de una tierra lejana? De niño, me encantaba olerlos. ¡Dios mío! En aquella época, había una serie de libros encantadores, antes de que los dejáramos desaparecer. —Faber iba pasando las páginas—. Mr. Montag, está usted viendo a un cobarde. Hace muchísimo tiempo, vi cómo iban las cosas. No dije nada. Soy uno de los inocentes que hubiese podido levantar la voz cuando nadie estaba dispuesto a escuchar a los«culpables», pero no hablé y, de este modo, me convertí, a mi vez, en un culpable. Y cuando, por fin, establecieron el mecanismo para quemar los libros, por medio de los bomberos, rezongué unas cuantas veces y me sometí, porque ya no había otros que rezongaran o gritaran conmigo. Ahora es demasiado tarde... —Faber cerró la Biblia—. Bueno ¿Y si me dijera para qué ha venido? —Nadie escucha ya (...) Sólo quiero alguien que oiga lo que tengo que decir. Y quizás si hablo lo suficiente, diga algo con sentido. Y quiero que me enseñe usted a comprender lo que leo."
Día 3: texto de "El sistema/1" de El libro de los abrazos, de Eduardo Galeano.
"Los funcionarios, no funcionan. Los políticos hablan, pero no dicen. Los votantes votan, pero no eligen. Los medios de información desinforman. Los centros de enseñanza enseñan a ignorar. Los jueces condenan a las victimas. Los militares están en guerra contra sus compatriotas. Los policías no combaten los crímenes, porque están ocupados en cometerlos. Las bancarrotas se socializan, las ganancias se privatizan. Es más libre el dinero que la gente. La gente está al servicio de las cosas."
Día 4: fragmentos de Los Miserables, de Víctor Hugo.
"Se constituyó en tribunal. Principió por juzgarse a sí mismo. Reconoció que no era un inocente castigado injustamente. Confesó que había cometido una acción mala, culpable; que quizá no le habrían negado el pan si lo hubiese pedido. (...) Después se preguntó si era el único que había obrado mal en tal fatal historia; si no era una cosa grave que él, trabajador, careciese de trabajo; que él, laborioso, careciese de pan; si, después de cometida y confesada la falta, el castigo no había sido feroz y extremado; si no había más abuso por parte de la ley en la pena que por parte del culpado en la culpa. (...) Se preguntó si era justo que la sociedad tratase así precisamente a aquellos de sus miembros peor dotados en la repartición casual de los bienes y, por lo tanto, a los miserables más dignos de consideración. Presentadas y resueltas estas cuestiones, juzgó a la sociedad y la condenó."
Quizás, en la cotidianeidad de las publicaciones de Facebook, estos fragmentos queden en el olvido o casi nadie haya llegado a leerlos. De todas formas, me gustó la iniciativa y los compilé en este post para tenerlos a mano. Buen ejercicio el de recordar autores y textos para que, si llegara a pasar lo de Farenheit 451 y los libros son prohidos y quemados, al menos, nos quede parte de ellos.
Ah. Desde ya que hablando de libros, no hay uno tan antiguo y tan actual a la vez, que se lee una y otra vez y siempre tiene una historia que se recrea en el presente, que hace pensar, llorar, consolar, reír y da tanta paz, esperanza y perspectiva como La Biblia, el libro de los libros. Hacé la prueba. Leéla.