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El fin de la primicia. El comienzo de los datos.

"¡Extra, extra! ¡Se terminó la primicia!" Eso podría gritar hoy un canillita, si cumpliera la misma función que tenía en el siglo XIX. En aquel entonces, voceaba los titulares del diario por la calle y daba así las últimas noticias.

El diario que tuvo su primer canillita en Buenos Aires fue La República en el año 1868, cuando aún no los llamaban así. El nombre fue puesto en 1903 por el dramaturgo Florencio Sánchez en una de sus piezas, llamada "Canillita", cuyo personaje era un joven flaco, con piernas como "canillas", que vendía diarios.

Yendo sin escalas al siglo XXI, podría decirse que el canillita de la actualidad es Internet. Pero claro, no vocifera un titular sino que grita a los cuatro vientos miles y millones de titulares, datos, informaciones, fotos, noticias, eventos que se producen y se crean segundo a segundo en el mundo. No hay una noticia, hay millones.


¿Y qué es noticia? ¿Y para quién es noticia? Sin entrar en debates filosóficos, morales ni políticos, podemos coincidir en que hoy la información nos sobrepasa. Escuchamos hablar de big data o datos a gran escala, es decir, datos masivos; de open data o datos abiertos puestos a disposición de los usuarios, libres de patentes y de derecho de autor. Es que ahora, entre los kilos y kilómetros de datos se presentan nuevos desafíos que tienen que ver con cómo almacenar, cómo procesar y cómo compartir tanta información.


Liberen a la información


De acuerdo a una revista científica, la capacidad tecnológica per-cápita a nivel mundial para almacenar datos se dobla aproximadamente cada cuarenta meses desde los años ochenta. Las telecomunicaciones han sido dominadas por tecnologías digitales desde los años noventa. La mayoría de nuestros recuerdos están en formato digital desde el 2000. El 30 de septiembre de 2010, el Archivo Nacional del Reino Unido (The National Archives) liberó una licencia gubernamental para reutilizar los datos generados por ellos.


En medio de esta revolución de la información, surge el periodismo de datos que consiste en contar buenas historias a partir de todos esos datos disponibles.


"Los datos pueden ser la fuente del periodismo de datos, o pueden ser la herramienta con la que se narra la historia o ambas cosas. Como cualquier fuente, debe tratarse con escepticismo; y como cualquier herramienta, debemos ser conscientes de cómo puede modelar y limitar las historias que se crean con la misma." (Paul Bradshaw, de la Birmingham City University)


Reiventen a la información


Quienes trabajan o viven de generar contenidos como periodistas, investigadores o escritores, entre tantos otros, tienen y padecen a la vez toneladas de información. En medio de esta abrumadora cantidad aparece una oportunidad de agregar un valor diferencial y de presentar los datos de manera novedosa. Cómo presentarlos de manera atractiva para interesar al lector/consumidor y cómo favorecer su interpretación son cuestiones claves en este asunto.


Aquí entran en juego los que Umberto Eco definió en su libro como "apocalípticos e integrados". Si bien el libro de Eco es de los '60, cuando no había Internet, esta definición podría aplicarse hoy para hablar de apocalípticos como aquellos que ven todo lo negativo y destructivo de esta revolución de la información y como integrados a los que lo ven demasiado benevolencia.


Como estamos en este blog que pretende rescatar las cosas simples, o al menos no enroscarse en las complejas, podemos resumir que los datos, abiertos, masivos, están ahía fuera. Que hay que buscarlos, organizarlos, entenderlos, procesarlos para el público lector. El desafío, para los que amamos generar contenido, está buenísimo.

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