top of page

C.S. Lewis y el problema del dolor

Clive Staples Lewis, autor de Las Crónicas de Narnia, escribió además una serie de ensayos sobre su experiencia del ateísmo al cristianismo. Uno de ellos es "El problema del dolor", libro en el que trata de explicar porqué sufrimos los seres humanos.

El libro me parece genial. No solo por esa pregunta sino también por otra más profunda que nos hemos hecho ante algunas circunstancias: ¿Por qué si Dios es bueno permite el sufrimiento?

Copio algunas frases textuales del libro que apuntan a encontrar una respuesta y que me parece que ayudan a la reflexión de preguntas que todos nos hacemos:

"Por una parte, si Dios es más sabio que nosotros, su juicio debe diferir del nuestro en muchos aspectos, y no menos con respecto al bien y al mal. Lo que nos parece bueno puede, por lo tanto, no ser bueno a sus ojos; y lo que nos parece malo, puede no serlo".

"Hoy en día se entiende por bondad de Dios casi exclusivamente su cariño, y puede ser que estemos en lo cierto. Y, dentro de este contexto, la mayoría de nosotros entiende el amor como benevolencia, como el deseo de ver a otros felice... simplemente felices. Lo que nos dejaría realmente satisfechos, sería un Dios que dijera de todo aquello que nos gusta hacer: "¿qué importa, con tal que estén contentos?". De hecho, deseamos no tanto un padre en los cielos, sino más bien un abuelito; una benevolencia senil a la que, como se dice, le "guste ver a los jóvenes entretenerse" y cuyo plan para el universo consistiera simplemente en que, al final de cada día, pudiera decirse, "todos lo pasaron bien."

"Si Dios es amor, Él es, por definición, más que simple benevolencia. Y, según nos consta, a pesar de habernos reprendido y condenado con frecuencia, jamás nos ha mirado con desprecio. Dios nos ha hecho el intolerable cumplido de amarnos en el sentido más profundo, más trágico y más inexorable."

"Cuando el cristianismo dice que Dios ama al hombre, quiere decir precisamente eso: que Dios ama al hombre, no que tiene una preocupación algo "desinteresada" —por serle indiferente— por nuestro bienestar, sino porque somos en verdad de una manera terrible y sorprendente, objetos de su amor. Quería un Dios amoroso, ahí lo tiene. El gran espíritu al que invocó tan livianamente, "el señor de aspecto terrible", está presente; no una benevolencia senil que a modo somnoliento le desea que sea feliz a su manera, no la fría filantropía del juez escrupuloso, ni el cuidado de un anfitrión que se siente responsable de la comodidad de sus invitados, sino que el fuego consumidor mismo, el amor que hizo los mundos, persistente como el amor del artista por su obra y despótico como el amor de un hombre por su perro; prudente y venerado, como el amor de un padre por su hijo; celoso, inexorable y exigente, como el amor entre ambos sexos. Cómo es que esto sucede, no lo sé; el porqué cualquier creatura —para qué decir creaturas como nosotros— habría de tener un valor tan prodigioso a los ojos de su creador, supera a la razón. "

"El problema de conciliar el sufrimiento humano con la existencia de un Dios que ama, es insalvable solamente mientras se atribuye un significado trivial a la palabra "amor", y mientras las cosas se ven como si el hombre fuera el centro de ellas. El hombre no es el centro. Dios no existe por el bien del hombre; el hombre no existe por su propio bien, "porque tú creaste todas las cosas, y por tu querer subsisten y fueron creadas". Fuimos hechos, fundamentalmente, no para que podamos amar a Dios (a pesar de que fuimos hechos para eso también), sino para que Dios nos ame, para que nos podamos convertir en objetos en los cuales Dios pueda reposar "complacido"."

"Dios es bondad. Él puede dar el bien, pero no puede necesitarlo o recibirlo. En este sentido, todo el amor de Dios es, por definición, infinitamente generoso; tiene todo para dar, y nada que recibir. De ahí que, si Dios habla a veces como si el impasible pudiera experimentar pasión y la plenitud eterna pudiera sufrir necesidad, y necesidad de aquellos seres a quienes confiere todo, desde la propia existencia en adelante, esto solamente puede significar —si es que significa algo inteligible para nosotros— que Dios se ha hecho a sí mismo, por simple milagro, capaz de sentir esta necesidad, y ha creado en Él aquello que nosotros podemos satisfacer. Si Dios nos necesita, es porque ha elegido tal necesidad; si el corazón inmutable puede ser herido por las marionetas que Él mismo ha creado, es la omnipotencia divina, y no otra cosa, quien así lo ha subordinado libremente y con una humildad que sobrepasa todo entendimiento. Si el mundo principalmente existe no para que podamos amar a Dios, sino para que Dios pueda amarnos a nosotros, es porque, a un nivel más profundo, esto es así para nuestro bien. Si aquél que en sí mismo no puede carecer cosa alguna, elige necesitarnos, es porque necesitamos que nos necesiten."

"Experimentar el amor de Dios en forma verdadera y no ilusoria es, por lo tanto, experimentarlo como un abandono nuestro a su exigencia, como un aveniencia nuestra a sus deseos; experimentarlo de manera opuesta es, por así decirlo, un solecismo contra la gramática del ser. No voy a negar, por supuesto, que a cierto nivel podemos hablar, con toda propiedad, de la búsqueda de Dios por parte del alma, y de Dios como receptivo al amor del alma; pero, a la larga, la búsqueda de Dios por parte del alma, solamente es un modo o un aspecto de la búsqueda del alma por parte de Dios, dado que todo procede de Él, que la posibilidad misma de amar es un regalo suyo, y que nuestra libertad es solamente una libertad para dar una mejor o peor respuesta."

" El hombre, como especie, se deterioró, y que el bien para nosotros en nuestro estado actual debe, por lo tanto, significar un bien principalmente reparador o correctivo."

"La posibilidad del dolor es inherente a la existencia misma de un mundo donde las almas pueden conocerse. Cuando las almas se vuelven malvadas, sin duda utilizan esta posibilidad para herirse unas a otras; y esto, quizá, explique las cuatro quintas partes de los sufrimientos del hombre. Son los hombres, y no Dios, quienes han producido potros de tortura, látigos, prisiones, esclavitud, cañones, bayonetas y bombas; es debido a la avaricia y estupidez humana, y no a la mezquindad de la naturaleza, que tenemos pobreza y fatiga. Pero hay, sin embargo, mucho sufrimiento que no puede ser atribuido a nosotros mismos. Incluso si todo el sufrimiento fuera producido por el hombre, nos gustaría saber la razón por la cual Dios da a los peores hombres el tremendo permiso de torturar a sus semejantes"

"Si la primera operación del dolor, y la más leve, destroza la ilusión de que todo está bien, la segunda destroza la ilusión de que lo que tenemos, ya sea bueno o malo en sí mismo, es nuestro y suficiente para nosotros. Todos hemos notado qué difícil es volver nuestros pensamientos a Dios cuando todo está bien. "Tenemos todo lo que queremos" es un dicho terrible cuando "todo" no incluye a Dios. Hallamos a Dios una interrupción. Como dice San Agustín en alguna parte, "Dios quiere darnos algo, pero no puede, porque nuestras manos están llenas —no hay donde Él pueda ponerlo". O como dijo un amigo mío, "consideramos a Dios de la misma manera que un aviador considera a su paracaídas; está allí para las emergencias, pero espera que nunca tendrá que usarlo". Ahora bien, Dios que nos ha hecho, sabe lo que somos y que nuestra felicidad está en Él. Sin embargo, no la buscaremos en Él, mientras nos deje otro recurso donde podamos, aun aparentemente, buscarla. Mientras aquello que llamamos "nuestra propia vida" se mantenga agradable, no se la entregaremos a Él. ¿Qué puede entonces hacer Dios en beneficio nuestro, sino hacer "nuestra propia vida" menos agradable para nosotros y quitar las posibles fuentes de falsa felicidad?"

"Todos los argumentos para justificar el sufrimiento, provocan un amargo resentimiento contra el autor. A usted le gustaría saber de qué manera me comporto al experimentar dolor, no cuando escribo libros acerca de ello. No necesita adivinar, porque se lo diré: soy un gran cobarde. Pero, ¿qué importancia tiene eso? Cuando pienso acerca del dolor —de la ansiedad que consume como el fuego y de la soledad que se extiende como un desierto, de la desgarradora rutina de la monótona miseria, o de dolores sordos que oscurecen todo nuestro panorama, o de súbitos dolores nauseabundos que de un golpe destruyen el corazón de un hombre, de dolores que parecen ya intolerables y recrudecen de pronto, de exasperantes dolores punzantes que producen movimientos desaforados en un hombre que parecía medio muerto por sus torturas anteriores— "subyuga por completo mi espíritu". Si supiera de alguna salida, me arrastraría por alcantarillas para encontrarla. Pero, ¿de qué sirve el hablarle de mis sentimientos? Usted ya los conoce: son iguales a los suyos. No estoy sosteniéndole el dolor no sea doloroso. El dolor hiere. Eso es lo que la palabra significa. Solamente estoy tratando de mostrar que la antigua doctrina cristiana de hacernos mejores por medio de sufrimientos no es increíble."

Si llegaste leyendo hasta aquí, quiero contarte que, como este blog busca rescatar las cosas simples de la vida y, aparentemente, este post trata temas complejos ya que el dolor, el amor y la bondad juntos no pareciera una cosa sencilla. Pero, si lo simplificamos, Dios es amor y él está en el medio del dolor. La cuestión no se trata de "parar de sufrir" como quieren vendernos por televisión para captar fieles, sino vivir plena y sencillamente feliz aún en medio del sufrimiento.

"Lo que aquí y ahora llamaríamos nuestra "felicidad" no es el fin que Dios tiene principalmente en vista; pero, cuando seamos de una manera tal, que Él pueda amarnos sin impedimento, seremos en verdad felices."

1.jpg

TAGS: 

RECENT POSTS: 

bottom of page