El valor de una vida
Vivo en un país en el que la vida no vale nada y en el que la muerte vale en pesos o en votos o en rating.
Murieron 51 personas en un accidente de tren. Murieron 85 personas en un atentado con una bomba a una mutual. Murieron chicos de comunidades originarias por desnutrición. Murió de forma dudosa un fiscal que había acusado a la Presidenta de negociar vidas por petróleo.
La muerte es inevitable. Pero la muerte por corrupción, por impunidad, por negocios sí se puede (y se debe) evitar. Desde la vereda en la que se esté parado, esto se tiene que terminar.
Hubo marchas para pedir por justicia. Se exacerbaron de un lado de la vereda y se ridiculizaron desde la de enfrente.
Ojalá que en verdad, en cada uno de esos casos, se haga justicia. Y ojalá que también, algún día, la muerte deje de medirse en votos y en rating y cobre valor la vida.