El mundo dentro de las casas
Mudarse de una casa a un departamento puede verse como algo negativo. SIn embargo, para mí fue una experiencia sumamente positiva (supongo que también lo fue por todo el contexto y cambios que acompañaron esa mudanza).
Pasé de ver por la ventana el pastito y las plantas del patio a ver casas, más casas y edificios alrededor. Pero aún así, desde el atardecer, cuando el cielo pasa de celeste a amarillo, después a rosa, luego a anaranjado y empiezan a verse las primeras estrellas hasta que se hace completamente de noche y las estrellas brillan junto con la luna, el espectáculo es hermoso.
A esas horas, a la luz natural de la noche la acompañan las luces de las ventanas de casas y edificios. Se prenden y apagan luces de cocinas, habitaciones, baños. A veces me quedo colgada por largo rato mirando las luces de esos hogares.
Estaba en uno de esos "cuelgues" cuando pensé en la cantidad de gente que había alrededor y en cuántos de ellos estarían solos, cuántos en familia, cuánto estarían recibiendo noticias de nacimientos y cuántos de fallecimientos, cuánto estarían preocupados por algo que no los deja dormir, cuántos estarían felices.
¡Cuántos que somos! Pensé.
¿Y cuántos necesitan un oído que los escuche, una llamada que los aliente, una visita que los acompañe? ¿Cuántos necesitan aunque sea unos minutos de nuestro tiempo?
