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Que no cunda el pánico... (lecciones que Chespirito nos dejó)

Roberto Gómez Bolaños (1929-2014), conocido como Chespirito, fue un actor, escritor, guinista y director mexicano que dio vida a personajes que acompañaron y marcaron la infancia de varias generaciones.

El Chavo del 8, el Chapulín Colorado, Chómpiras y el doctor Chapatín, entre otros, hacían reír a chicos de todas las edades.

Chespirito murió a los 85 años. Y además de historias conmovedoras, graciosas y reflexivas, nos dejó otras tantas enseñanzas:

1- No hay edad para trabajar de lo que a uno le gusta.

Chespirito comenzó con la tira del Chavo en 1971, cuando tenía... 42 años. Aunque, quizás, lo sospechaba desde un principio...

2- Se puede hacer reír sin groserías.

Las frases célebres, los juegos de palabras, las características de sus personajes y, finalmente, los guiones en su conjunto son pruebas reales de que no hace falta recurrir al mal gusto para divertir. Hoy, más de 40 años después, varias generaciones de toda Hispanoamérica siguien repitiendo sus inocentes latiguillos. Pues pa qué te digo que no, si sí.

3- Para que un equipo funcione, todos sus integrantes se destacan por igual.

Cada personaje era querible a su manera. Cada uno aportaba a la tira algo único que hacía que no fuera lo mismo si uno de ellos no estaba.

Interesante para aplicarlo en equipos de trabajo de cualquier rubro, y contar con la astucia de todos, ¿no?

4- Hay que conocer el idioma.

Por eso le decían Chespirito, porque era como "un Shakespeare chiquito,como un Shakespearito". Y a base de conocer a fondo el idioma, podía usar juegos de palabras inteligentes, que a la vez todos pudieran entender... sin querer, queriendo.

5- Se puede seguir teniendo 8 años a cualquier edad.

La espontaneidad, la sorpresa, la inocencia entre otras características de los chicos, no deberían perderse nunca para que no se aprovechen de la nobleza de nadie.

¡Eso, eso, eso!

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