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Carta a un futuro estudiante de Comunicación

Hola. ¿Estás pensando en estudiar Comunicación? ¿Te gusta escribir? ¿Te gusta trabajar con personas? Esas fueron las dos principales razones por las que yo me decidí a estudiar "Ciencias de la Comunicación".

Estudié en la UBA donde, para poder empezar a estudiar algo relacionado directamente a la carrera (o a lo que a mí me gustaba de la carrera) tuve que arrancar previamente con historia, filosofía, semiología y el debate acerca de qué es una ciencia, qué es la comunicación y si en definitiva, la comunicación es una ciencia o no. Y bla bla bla.

Eso me parecía en aquel entonces: puro bla bla. Porque yo quería anotarme solo en los talleres prácticos. Yo quería empezar a escribir. Fue con el tiempo y con el correr de la cursada que me di cuenta de que todo ese bla bla me servía, me daba otros puntos de vista, me permitía cuestionarme cosas, encontrar relaciones donde no las había, pensar más allá.

Hubiese cambiado las horas previas a un final oral y el mismo momento del final por cualquier otra cosa, hasta por trabajos forzados en el puerto. Pero ahora, mirando para atrás, veo que esas noches sin dormir, esas horas de nervios, esos nudos en el estómago, ese tartamudeo al responder un final oral, esa indiferencia del ayudante de cátedra, esa malicia del profesor titular e incluso ese aplazo, me sirvieron.

¿Un año de ciclo básico? Sí, me sirvió para conocer historia y cultura que no tuve en la escuela por tener orientación contable.

¿Tantas pero tantas materias teóricas? Sí, me ayudaron a desarrollar un pensamiento crítico, a darme temas de conversación, a poder ir a una librería y decir: lo leí, lo leí, lo leí mientras repaso autores clásicos.

¿Todos los finales orales? Sí, me permitió desenvolverme en charlas, pensar y responder con rapidez, razonar.

¿Una tesis al final? Sí, me permitió unir todos los cabos. La teoría y la práctica. La filosofía divagante y lo que ocurre en la sociedad. Las materias de los primeros años como base con las de los últimos como broche de oro.

La carrera me sirvió. Excepto en dos o tres materiales-taller, no me enseñaron a escribir ni a comunicar tal como yo lo esperaba. Pero me enseñaron a pensar, a resolver cuestiones burocráticas, a estudiar aunque no haya clases o luz ni profesor, a buscarle la vuelta a los textos y así me volví súper crítica (¿quizás por demás?) con todo lo que veo y escucho.

Y no puedo dejar de resaltarte el plus que podés ganar al incorporar a tu vocabulario un montón de "palabras intelectuales" como: axioma, dicotomía, hegemonía, plusvalía, aguja hipodérmica, pirámide invertida, dialéctica del iluminismo, hipérbole, materia significante, semiosis social, fenomenología...

Ojo: cuando hables con tus amigos nadie te va a entender. Pero ahí está el desafío del comunicador (según lo veo yo): aprender palabras cultas para después tener que usar un lenguaje sencillo para que los demás puedan entenderte.

El camino es duro. Pero vale la pena y hasta puede ser divertido.

¡Éxitos!

Firma: una emisora que emite este mensaje por su blog esperando que no haya ruidos pero sí feedback del receptor.

Pila de libro

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