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Un poco acerca de mí y de viajar a la luna

Todos empiezan por decir su nombre, como si hubiesen sido otra persona diferente si se hubiesen llamado de otra manera. Bueno, el mío es Romina y significa "de la tierra de los cristianos". Aunque no venga de aquella tierra, sino de una más ecléctica como lo es Argentina, sí vengo de una familia de cristianos y la "tierra de los cristianos" es uno de mis destinos pendientes preferidos para visitar.

De esa familia, mamá, papá y una hermana, aprendí que la fe atraviesa todas nuestras áreas, aprendí valores, aprendí a trabajar en equipo y a ayudarnos, aprendí el valor del esfuerzo e incluso aprendí a resolver conflictos de los más pequeños a los más grandes.

Todo eso lo trasladé a mi nuevo hogar, formado por mi esposo, por mí y por todos los cambios y ajustes que implican dos personas poniéndose de acuerdo. Con él comparto la visión acerca de la vida, el valor de la familia y la realización de planes a futuro. En el proceso, aprendo y enseño.

Mirando para atrás, veo que no siempre las cosas salieron como las esperaba, y a su vez, viví cosas que fueron inesperadas también. Cuando era chica (en el siglo pasado) calculé que iba a empezar el siglo XXI estrenando esa misma edad. En mis propios cálculos de ese entonces, tener 21 años era casi lo mismo que tener 100. En mis planes infantiles, me iba poner de novia a los 19, me iba a casar a los 20 e iba a ser mamá a los 21. También por aquel entonces, planeaba ser astronauta y viajar a la luna. O sino, sería veterinaria. En los ratos libres, hacía historietas y jugaba a armar revistas para chicos utilizando hojas borrador.

Cuando llegué con 21 al siglo XXI, me sentía aún de 18 y ni se me pasaba por la cabeza casarme a esa edad (de hecho, iba a ocurrir bastantes años después). Y si bien la idea de llegar a la luna era muy linda, hacía cada vez más falta que pusiera los pies sobre la tierra. Por otro lado, odiaba las matemáticas, la física y los cálculos por lo que ser astronauta quedaba descartado. Para ese entonces, ya no me gustaban tanto los animales. Sí seguía escribiendo. Unos años después, como cierre de la carrera que estaba estudiando, presenté un proyecto de revista... para chicos.

A lo largo del tiempo, hubo cambios en los planes y cambios que no fueron planeados. Algunas cosas cumplí. Otras las cambié. Otras espero cumplirlas en un futuro.

Hoy, me da cierta simpatía recordar que quería viajar a la luna. Y el deseo no desapareció del todo. Es más, cada tanto lo cumplo yendo mentalmente para allá (y a veces me quedo un rato largo). Es ahí cuando se me ocurren cosas como las que acaban de leer...

Luna llena

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