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COMUNICAR PREVENCIÓN: Fundación Educacional y el trabajo articulado con los sectores público y priva


(Para Fundación Educacional, publicado en Revista DIRCOM, Nro 107)

Introducción: el problema en sí y el problema de comunicarlo

Existen causas sociales que demandan respuestas urgentes. Y éstas suelen tener mayor difusión y más amplio poder de convocatoria y concientización. Por ejemplo los desastres naturales, los accidentes o las enfermedades terminales.

Pero también existen otras causas que, si bien no parecen urgentes, son sumamente importantes para la salud y la calidad de vida de las personas. Dentro de estas últimas se encuentran, entre tantas otras, cuestiones de alimentación, de nutrición y de prevención. Trabajar con personas sanas para empoderarlas a cuidar y a mantener su salud y la de su entorno con decisiones saludables que tienen que tomarse hoy para lograr mejor calidad de vida futura, puede ser recibido como un tema abstracto y lejano. “Por una vez que tome gaseosa”, “por otro mes que pase sin hacer actividad física”, “solo los fines de semana como por demás”, parecieran sonar como decisiones que no causarían ningún daño.

Sin embargo, la realidad es más compleja.

Existen las denominadas enfermedades no transmisibles (ENT). Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) las ENT son las responsables del 80% de las muertes en el mundo. Muchas de ellas como la obesidad, la hipertensión y otras enfermedades cardiovasculares, la diabetes tipo 2 y algunos tipos de cánceres están estrechamente relacionadas con los estilos de vida de las personas.

La OMS afirma que “la amenaza que suponen las enfermedades crónicas se puede superar a partir de conocimientos que ya tenemos”[1] pero también alerta que los efectos de las ENT suelen ser subestimados y que existe una serie de malos entendidos relacionados con estas enfermedades. A esta cuestión se suma la brecha existente en el acceso a la información sobre salud y prevención que, en conjunto, conlleva a que en muchos hogares temas relacionados a la salud y a la prevención no sean tomados como una prioridad. En este contexto, la idea de tomar decisiones saludables hoy para cuidar la salud futura puede resultar una idea abstracta y lejana.

Entonces ¿quién se ocupa de la enfermedad de los sanos? Esta misma pregunta se hizo María Ana Angeleri, Bioquímica y Licenciada en Nutrición, cuando en el año 2005 recibió una notificación del colegio al que asistían sus hijos alertando sobre la gran cantidad de alumnos que iban a clase sin desayunar. El motivo, definitivamente, no era la falta de recursos ya que el colegio era uno privado en una de las zonas acomodadas de Buenos Aires, Argentina. Ese comunicado disparó varias preguntas más.

A partir de esas primeras cuestiones surgieron trabajos de investigación sobre el hábito de desayunar y sobre la calidad nutricional de los alimentos que se consumen en la escuela. De dichos trabajos se desprende que solamente un 5,5% de los niños encuestados había tenido un desayuno nutricionalmente completo[2] (lo que significa que, a lo largo de la mañana, se ha consumido al menos un alimento del grupo de los lácteos, un alimento del grupo de los cereales y un alimento del grupo de las frutas).

Buscar una solución y comunicarla

Para empezar a modificar esta realidad, María Ana Angeleri junto a un grupo interdisciplinario de nutricionistas, psicóloga y docentes preparó un dispositivo educativo que llevó primero a la escuela de sus propios hijos y luego a escuelas vecinas.

El dispositivo consistía en dos momentos. En un primer momento se acercaba información científica a los niños en un lenguaje que les resultara comprensible y en el segundo, se compartía una actividad didáctica que les permitiera llevar ese saber a un hacer concreto utilizando juegos y réplicas y envases de alimentos. Al taller con los alumnos se le sumó una conferencia para los padres, para seguir trabajando esta temática en el hogar.

El proceso no consistía solo en brindar información sino también en motivar a las personas para que cambien de actitud. Ese cambio de actitud es el que las llevaría a la acción concreta. Y ese cambio, sostenido en el tiempo, generaría un nuevo hábito. Los hábitos saludables, entonces, podían re-aprenderse.

Las acciones educativas apuntaban a la promoción de hábitos saludables con el objetivo de construir más salud para prevenir enfermedades no transmisibles. Pero por aquella época solo se brindaban en escuelas de gestión privada. Para poder llegar también a escuelas de gestión estatal nació Fundación Educacional, como organización de la sociedad civil que lleva educación alimentaria y nutricional a las escuelas de Argentina.

Comenzó entonces el desafío de cómo llegar, al menos una vez en la vida, con mensajes de salud especialmente a aquellos niños y sus familias que más lo necesitan. Y comenzó así también el trabajo articulado con empresas del sector privado y con organismos gubernamentales de diferentes localidades. Un proceso que implica gestionar con las autoridades gubernamentales, luego gestionar con las autoridades escolares y los directivos y luego coordinar el desarrollo, implementación y medición de resultados de las diferentes acciones educativas.

Empresas comprometidas con la salud, con la educación, con mejorar la calidad de vida de las personas se hacen eco de la importancia que tiene brindar herramientas para prevenir, porque cuando desde pequeños se aprenden hábitos saludables, es más factible que éstos perduren a lo largo de la vida. Empresas y Gobierno están entendiendo cada vez más la importancia que tiene prevenir, en costos no solo económicos sino en calidad de vida de las personas, que se refleja en mejor alimentación, mejor educación, mejor vida.

Mediante estas alianzas entre sectores, Fundación Educacional ha llegado con mensajes de salud y prevención a 360.645 alumnos y a 15.895 docentes de 1.241 escuelas de 10 provincias argentinas.

A partir de las diferentes acciones educativas, las maestras junto a sus alumnos han realizado ferias saludables, han creado huertas, han continuado trabajando la temática en otras materias como arte con representaciones teatrales, música con coreografía, ciencias con muestras y experimentos, matemática para calcular peso y medida, inglés para ampliar el vocabulario con frutas, verduras y otros alimentos saludables.

Comunicar mensajes de salud implica no solo comunicar el beneficio y sino también motivar a las personas al cambio. El mensaje llegó. Y fue acompañado de motivación.

De los resultados se desprende que el 97% de los alumnos mejoró de alguna forma sus hábitos de salud. El 92% de los padres y el 93% de los docentes manifestaron que expandieron sus conocimientos sobre esta temática.

Tanto los alumnos de escuelas privadas como de escuelas en contextos más vulnerables, tanto los docentes de escuelas urbanas como de escuelas rurales y los padres de los más diversos contextos han recibido mensajes de salud, y han sido motivados para actuar pensando en la salud y el bienestar. Empresas y organismos de gobierno han colaborado con Fundación Educacional para hacerlo posible. Entre todos, se puede difundir mensajes que ayuden a construir más salud.

Romina Mazzaferri (Argentina)

Es Licenciada en Comunicación, Responsable de Comunicación en Fundación Educacional y redactora freelance para revistas y sitios web de Argentina, Estados Unidos y Reino Unido.

Descargar PDF con el artículo.

[1] “Enfermedades crónicas y promoción de la salud”, OMS http://www.who.int/chp/chronic_disease_report/part1/es/

[2] “Hábito de consumo del desayuno y calidad nutricional del mismo en niños y adolescentes de la zona norte del Gran Buenos Aires.”, equipo de Fundación Educacional, revista DIAETA, 2007, http://www.educacional.org.ar/investigacion-docencia/investigacion.html/9

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